miércoles, 26 de enero de 2011

TERCERA CARTA,

Lo que espero de ustedes, y en donde estoy

Dios  habla muy claramente en ésta carta; en donde de una manera sencilla, nos dice en donde es que se encuentra, y qué es lo que en realidad cuenta ante sus ojos. Explica por qué nos pasan cosas que no entendemos, y lo molesto que le resulta la forma en que interpretamos el amor que decimos tenerle. También expresa que lo único que quiere para nosotros es nuestra felicidad; pero somos nosotros mismos quienes nos encargamos de complicarlo todo.

El que tenga oídos oiga lo que dice “El Señor”:

Que se amen de corazón, sinceramente;
que sus rezos ¡me fastidian! cuando obran egoístamente.
Que el amor a mi no se mide en exageraciones,
sino en las cosas que parecen pequeñas en comportamientos diarios.
Que el orgullo y la altivez los hace creerse más que otros;
los que tienen ¡quieren tener más! y no les interesa lo que pasa
con los que no tienen ni que comer.

El mundo está lleno de maldad y de gente que no quiere cambiar;
el solo decir Dios es amor, les permite actuar como quieren.
Pero esto es lo que quise decirte Yo El Señor; El Padre, El Creador,
de lo existente y de lo que aún no se materializa;
yo habito en cada uno de ustedes ¡en su cabeza!
Todo lo que nace de allí bueno viene de mí;
lo malo viene del que es del mal.
Ustedes no se dan cuenta, pues tienen vendado mucho aún;
no quieren ver más que lo que les conviene.
Pero yo estoy allí adentro, y desde adentro,
siendo tu mismo (y con eso digo somos uno solo) es que te juzgo.
Por eso eres tu quien se castiga o se premia;
porque hasta el que seas pecador, ciego, e incorregible,
allí estoy yo, ¡para darte lo que mereces!
Nada se hace sin mi voluntad, y ustedes son voluntad mía.

Lo que quiero es que sean felices.
Que se den cuenta que un cambio favorable en sus vidas
vale más que 200 rosarios.
Que un cambio favorable en el amor a mí en sus hermanos,
vale más que un viacrucis.
Que preocuparte por los desamparados vale más
que ofrendas desvinculadas de lo que es cierto.
Que el respeto por la vida y por los pobres humildes
y no tan bien dotados como tú, es más importante que horas de alabanza.
Que obrando se alcanza el éxito, y que el éxito está en la humildad;
entiende esa frase y en verdad ponla en práctica.
Que yo habito en cada uno, entonces velos con respeto.
Deja de buscar culpables, cuando eres tu quien se busca las cosas.
Más bien hecha culpa a tus padres si conocían de mi y no te enseñaron;
porque por ahí empiezan muchas cosas.

La meditación es una programación;
la oración es un acercamiento;
la obra es la práctica de lo que avanzas intelectualmente
unido a la fuerza del espíritu.
Entonces; si vas a leer, meditar y orar
¡practica pues lo que aprendes!

¡Lo que quiero es que dejen de pecar en los demás!
¡Lo que quiero es que me amen en ustedes mismos!
¡Lo que quiero es que sean generosos y justos!
¡Lo que quiero es que dejen de pelear por mi nombre!
¡Lo que quiero es que practiquen el amor en los demás!
¡Lo que quiero es que dejen de pensar en singular!
¡Lo que quiero es que sean compasivos!
¡Lo que quiero es que sean más conscientes!
¡Lo que quiero es que sean felices!









Hister Mariahm.


3 comentarios:

  1. VISITA MI BLOGST http://amanecercatolico.blogspot.com/

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  2. claudia, la palabra profetica mas segura es la Escritura.....aqui otra vez estas equivocandote en cuestiones básicas de el Evangelio.....este mensaje no es tampoco del Señor, cuando nos veamos trae tu biblia por favor..te muestro en que esta mal el mensaje...saludos.

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  3. Primero trabaja como prostituta y ahora quiere robar a la gente vendiéndole "El sagrado cofre de los milagros" en $130.000 mejor coja oficio que de puta era más honesta por lo menos.

    ¿O fue que tanta droga y tanto alcohol le terminaron de acabar el cerebro?

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